James Harden dijo que no se vestiría de corto nunca más para un equipo de Daryl Morey. La amenaza se convirtió en realidad incluso a la hora de evitar las fotos oficiales como miembro de los Philadelphia 76ers. La Barba no compareció al día de medios de la franquicia, y el ejecutivo se limitó a comentar lo obvio del caso ante las preguntas de los periodistas.
“Él sigue buscando un traspaso y estamos trabajando con sus representantes para solucionar este asunto de la mejor manera posible para los 76ers y, con suerte, todas las partes implicadas”, comentó el presidente de operaciones de Philly, que fue acusado de “mentiroso” por su pupilo.
El ataque de Harden le valió una sanción de 100.000 dólares por parte de la NBA, que a pesar de la amenaza de multas económicas y suspensiones sigue sin amilanar al MVP de 2018 y diez veces All Star. “En términos de un traspaso, sigo trabajando en ese frente. Si él está aquí, el entrenador trabajará con él sobre la pista”, se resignó Morey, muy comedido en sus palabras. Nick Nurse, que toma las riendas del proyecto, deberá gestionar el oleaje para enderezar el rumbo de un proyecto encallado en las semifinales de la Conferencia Este en los últimos años.
Harden, el gran titular de este Media Day, pidió como Damian Lillard un traspaso a un equipo concreto. La franquicia preferida por La Barba eran Los Angeles Clippers. Como ya hicieron los Miami Heat, los angelinos no están dispuestos a sacrificar demasiado para conseguir los servicios del jugador de 34 años.
En junio, Harden ejerció su opción de contrato de 35,6 millones de dólares e inmediatamente pidió el traspaso a la organización. Desde entonces, Morey se ha inclinado por intentar convencer al jugador que su mejor opción es volver a jugar con unos Sixers que cuentan con una plantilla competitiva y pueden presumir del MVP reinante de la NBA, el camerunés Joel Embiid.
Por segunda vez en tres años, un base titular de Philly se ha convertido en protagonista por ausentarse a propósito del primer día de pretemporada en la liga estadounidense. Ya lo hizo Ben Simmons, a la postre traspasado a los Brooklyn Nets a cambio del propio Harden.
Preguntado por la inestabilidad en la organización, Embiid se mostró constructivo y no lanzó ningún dardo a su todavía compañero o al equipo. “Lo que está pasando es desafortunado, pero el objetivo es estar juntos y ganar un campeonato”, comentó el pívot de 29 años.
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