Que se hable de un portero después de un partido de fútbol quizá no sea la mejor noticia para el equipo en cuestión. Puede dar la sensación de que el rival de turno le ha pasado por encima, pero este no es el caso. Todo lo contrario. Aquí, destacar la figura de Unai Marrero es una muestra de satisfacción, de entusiasmo, de ilusión. Todos coincidimos en que la portería de la Real está muy bien cubierta con la figura de Álex Remiro. El de Cascante, tal y como reconoció Miguel Ángel Moyá en una entrevista concedida a este periódico, no ha parado de crecer desde su llegada a la Real en el verano de 2019. Es el titular indiscutible. Ha sumado más puntos que restado y eso es mucho viendo lo que hay por ahí. Su influencia en el juego de la Real vale su peso en oro y bajo palos se ha mostrado siempre como un portero de muchos reflejos. Dicho esto, la actuación de Unai Marrero frente al Atlético de Madrid es un motivo para la esperanza. Son muchos años en los que un guardameta de la casa no se asienta en la portería de la Real. El último en hacerlo fue Asier Riesgo y ya ha llovido desde entonces. Solo han sido 45 minutos, pero tiempo suficiente para dar muestras de lo que puede hacer. Memphis Depay trató de ridiculizarle con un penalti a lo ‘Panenka’, pero el efecto se le volvió en su contra. Y Samu Lino todavía estará pensando cómo su cabezazo no acabó besando las redes. Lo impidió Unai Marrero, un portero nacido en Azpeitia hace 21 años y que promete dar guerra. Y esa es una gran noticia para la familia realzale, que ve en el meta un motivo para la esperanza.
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