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«Todo por la Real»

“Jamás me imaginé que iba a venir la Real a México y no puedo dejar escapar esta oportunidad”. Son las palabras de Pedro Molina Eugui, mexicano e hincha incondicional del conjunto blanquiazul. Pedro fue uno de los pocos realzales que estuvo ayer en las gradas del Estadio BBVA de Monterrey. El no abucheó, se limitó a animar al equipo de toda su vida. No le importó meterse entre pecho y espalda los 700 kilómetros que separan Querétaro, donde vive junto a su esposa, de Monterrey. “Todo por la Real”, confiesa a Mundo Deportivo, horas después de que terminara el encuentro.





“En las autopistas de México hay muchos problemas de inseguridad, y la angustia del viaje todavía crea un mayor estrés”, asegura Pedro, que abandonó el Estadio de Monterrey “muy contento” por haber visto al equipo de su vida en directo. Pero no todo fueron cosas positivas. “Tuvimos poca suerte con las firmas. Se acercaron pocos. Los demás seguro que tenían indicaciones de irse sin acercarse”, lamenta el aficionado blanquiazul, conocedor de cómo se las gastan los aficionados de Monterrey. “Es un público bastante exigente que paga mucho por las entradas. Llegaron a abuchear a varios jugadores. Lo que querían ellos eran goles”, afirma con entereza, siendo consciente de que él y sus acompañantes estaban en inferioridad: “La Real era como un convidado de piedra. Todos esperaban ver los goles de Griezmann, que era la figura, o incluso de Rodrigo de Paul”, sostiene. Pedro, su esposa, su padre y el resto de acompañantes intentaron poner “toda la carne en el asador” para hacerse oír con sus cánticos a favor de la Real.



Se quedó «conforme» con lo que vio, aunque no le gustó, eso sí, el carrusel de cambios tan de moda en estos amistosos de pretemporada. “Hay una cantidad de sustituciones que uno ya no entiende nada. Se pierde un poco de seriedad, aunque es algo totalmente entendible en estos casos”, considera. Tampoco olvida el calor reinante, entre 38 y 39 grados. Lamenta, asimismo, la ausencia de una ‘fan zone’ para los aficionados de la Real. “La gente del Atlético de Madrid sí la tuvo fuera del estadio. Había una zona con actividades, regalaban gorras… Había gente que trataba de involucrar a los aficionados. En el caso de la Real no hubo nada. Fue una pena”.



En su casa siempre hubo fervor por la Real. Es una pasión heredada de su abuelo materno, Juan Martín Eugui, donostiarra y socio durante muchos años del equipo txuri urdin. Sus aitas ya nacieron en su país, México, pero nunca decayó la pasión por la Real aunque fuera al otro lado del charco. “Ellos pusieron la chispa y fue un sentimiento que creció a lo largo de los tiempos. Son cosas que uno no sabe cómo explicar”, reconoce el protagonista de esta historia. “Yo le voy a la Real desde los 8 años y tengo 33. Antes, en los años 90, en México era muy complicado enterarse de los resultados. Tenías que estar atento a los resúmenes de la ESPN. Era la única forma de enterarse”, recuerda Pedro Molina. “Con el descenso, intentaba buscar una señal por internet de radio para seguir los partidos. Ese tipo de experiencias, las negativas, son las que te comprometen más con tu equipo”, puntualiza.



La “complicada misión” de crear una peña

La ilusión de Pedro Medina es la de formar la primera peña de la Real en México, pero la misión no está siendo sencilla. Todo lo contrario. “He estado buscando a aficionados desde que se anunció el partido hace cuatro meses y la respuesta ha sido muy baja. Tengo el contacto de dos personas más y algún familiar que está interesado, pero somos muy pocos”, lamenta. Tampoco ayuda la burocracia. “Mandé un correo al club, mostrando el interés de querer formar una peña y no me respondieron. Vi las bases y es bastante burocrático todo el tema, hay cosas que no entiendo… Somos gente que estamos muy lejos y es complicado”, reitera este seguidor de la Real, que cuenta con el apoyo de Centro Vasco de México, pero tiene claro que “es una labor complicada porque somos pocos y desperdigados por diferentes puntos de México y es muy difícil poder concretar algo”.



Pedro no olvidará la experiencia vivida estos días con su Real del alma, aunque hubiera deseado  «más cercanía» por parte de los jugadores: “Nos acercamos al hotel y los de seguridad nos dijeron que no se había acercado ningún seguidor en los días que habían estado allí alojados hasta que lo hicimos nosotros. Fue triste que se fueran directos al autobús. Se me hace raro, porque veo los ‘insides’  del equipo y siempre se acercan a la gente. Este país es complicado para desplazarse por la inseguridad, por los trayectos muy largos, entre semana”.

Pese a todo, Pedro y su familia se desplazarán hasta San Francisco para ir a animarles a su hotel de concentración y ver en directo el último ‘bolo’ de pretemporada ante el Betis. “Todo por la Real”. 

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